LA CASA DE LAS PALABRAS

En EL LIBRO DE LOS ABRAZOS (1987)

                

A la casa de las palabras, soñó Helena Villagra, acudían los poetas. Las palabras, guardadas en viejos frascos de cristal, esperaban a los poetas y se les ofrecían, locas de ganas de ser elegidas: ellas rogaban a los poetas que las miraran, que las olieran, que las tocaran, que las lamieran.  Los poetas abrían los frascos, probaban palabras con el dedo y entonces se relamían o fruncían la nariz.  Los poetas andaban en busca de palabras que no conocían, y también buscaban palabras que conocían y habían perdido.

En la casa de las palabras había una mesa de los colores y cada poeta se servía del color que le hacía falta: amarillo limón o amarilo sol, azul de mar o de humo, rojo lacre, rojo sangre, rojo vino...

 

Eduardo GALEANO

(A. Privat)